Sólo 30 por ciento de los 134 países de ingreso mediano y bajo lograrán garantizar el acceso universal a medicamentos para el control del VIH/sida en 2010, y en México, aunque esta prestación social está garantizada, la lucha contra la epidemia será efectiva y real sólo si hay acciones efectivas para erradicar la homofobia y garantizar la equidad de género, afirmó José Antonio Izazola Licea, nuevo director general del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida (Censida).
“No existe lucha contra el sida si no hay combate al estigma y la discriminación”, afirmó el especialista, convencido de que a casi 26 años de la aparición del sida en el país, los avances son sustanciales. No obstante, matizó: “mientras haya nuevos infectados, no es suficiente lo que estamos haciendo”.
A unos días de tomar posesión del cargo, en entrevista, Izazola Licea –quien sustituye a Jorge Saavedra López– destacó la necesidad de “relanzar” el programa nacional para prevenir la infección; asegurar que se entregarán la solicitud y el proyecto para obtener donativos del Fondo Mundial para Sida, Tuberculosis y Malaria –en el que México participa por primera vez–, y retomar las experiencias que en otros países han resultado exitosas para detener la transmisión.
Antecedentes
Izazola regresa a México luego de una ausencia de cinco años, durante los que colaboró con el Programa de sida de Naciones Unidas (Onusida), donde entre otras actividades tuvo a su cargo analizar la situación de este mal en los 134 países de ingreso mediano y bajo, calcular el monto de los recursos financieros que se requieren para dar una respuesta adecuada e identificar las acciones y los plazos en que se podrá alcanzar la cobertura de atención integral en cada nación.
De ahí que asegure que sólo 30 por ciento de los países cumplirá la meta comprometida en 2001 en la sesión especial de Naciones Unidas sobre VIH/sida, de lograr la cobertura universal de medicamentos en 2010. El problema, dijo, es que en esos territorios se encuentra 95 por ciento de las personas que viven con VIH/sida. El programa de la ONU estima que la mayoría de los países cumplirá la meta en 2015, con los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
¿Qué falta hacer en VIH/sida en México?
Mantener lo que funciona y, principalmente, relanzar el plan preventivo, con la promoción y uso del condón; atender las causas subyacentes de la enfermedad, como la inequidad de género, el estigma, la discriminación y la homofobia, en el entendido de que no hay lucha contra el sida si no existen acciones para erradicar la aversión contra quienes poseen una orientación diferente de la heterosexual.
“Falta aumentar los recursos dirigidos a poblaciones vulnerables, como los hombres que tienen sexo con hombres, trabajadores y trabajadoras sexuales y usuarios de drogas inyectables. Para ello será fundamental el apoyo que pueda otorgar el Fondo Mundial. La solicitud se deberá presentar en los próximos meses.
“También habrá que fortalecer –como ya está previsto– la red de laboratorios para garantizar el seguimiento y monitoreo de las terapias antirretrovirales, así como el diagnóstico temprano del VIH.”
Afirma que “un gran pendiente es prevenir la transmisión del VIH de madre a hijo”, y destaca la persistencia de este indicador en México –aunque es “realmente bajo”–, no obstante que se sabe cómo evitar la transmisión y se cuente con medicamentos contra ella. “Lo que falta –asevera– es, en un marco de respeto al derecho de estar informado y garantizar la posibilidad de decisión de las mujeres, incrementar el número de veces que se ofrece la prueba de detección a las embarazadas”.
Desde fuera, ¿cómo se ve la situación de la epidemia de VIH/sida en México?
En el país, el conocimiento sobre la epidemia es mayor que en otros, incluso que en algunos de ingreso alto, pero se requiere un poco más para llenar rezagos. El sistema de salud todavía no es perfecto, aunque con el Seguro Popular se ha avanzado. Además, considera a las mujeres en cuanto a la equidad de género, pero también existe la desventaja en que se encuentran transexuales y homosexuales, por ejemplo.
¿Qué le falta al sistema de salud?
Siempre falta algo, porque nuestros estándares deben ser muy altos en calidad; incorporar avances científicos y tecnológicos, recursos para adquirir nuevos medicamentos, y capacitar al personal de salud en los aspectos técnicos del manejo de la enfermedad y del respeto a los derechos humanos de quienes viven con VIH/sida.
¿Existen ejemplos de estrategias exitosas en otros países en prevención del VIH que se pudieran traer a México?
Sí, hay casos como el de Tailandia, donde la campaña Cien por ciento condón realizada entre trabajadoras sexuales logró disminuir el número de nuevas infecciones en la población general. Ucrania tiene un programa exitoso en reducción de daños entre usuarios de drogas inyectables, para el cual se tuvo que modificar la ley de salud, destinar recursos e involucrar a actores clave, incluido el presidente del país. Otros ejemplos son los de Holanda y Suiza.
“En Brasil y el sudeste asiático se ha demostrado que la disminución del estigma y la discriminación se traduce en un mayor acceso a servicios de salud, incremento de medidas de protección entre hombres que tienen sexo con hombres y menor transmisión del virus a las mujeres”.
¿Es posible detener la transmisión del VIH?
Cuando se erradiquen la homofobia y la discriminación y se garantice la equidad de género y todas esas virtudes que se generan a partir de la educación sexual. El camino es largo todavía y mientras haya nuevos infectados no será suficiente lo que estamos haciendo.
A nivel internacional, ¿todavía está lejos la cobertura universal de medicamentos para el VIH/sida?
En 2008, sólo cuatro países (Argentina, Botswana, Suecia y Tailandia) tenían más de 75 por ciento de cobertura para la prevención de la transmisión perinatal del VIH; Brasil, Kenia, Namibia, Ruanda, Sudáfrica y Ucrania se ubicaron entre 50 y 75 por ciento. Para el acceso a las terapias, sólo siete naciones cubrían a más de 75 por ciento de los afectados: Botswana, Costa Rica, Cuba, Brasil, Chile, Laos y Namibia.
¿Entonces no se cumplirá la meta del acceso universal a medicamentos para 2010?
Onusida estima que sólo 30 por ciento de los 134 países de ingreso medio y bajo lo logrará. La mayoría lo conseguirá en 2015. El problema es que en esos sitios está 95 por ciento de quienes viven con VIH/sida.
“No existe lucha contra el sida si no hay combate al estigma y la discriminación”, afirmó el especialista, convencido de que a casi 26 años de la aparición del sida en el país, los avances son sustanciales. No obstante, matizó: “mientras haya nuevos infectados, no es suficiente lo que estamos haciendo”.
A unos días de tomar posesión del cargo, en entrevista, Izazola Licea –quien sustituye a Jorge Saavedra López– destacó la necesidad de “relanzar” el programa nacional para prevenir la infección; asegurar que se entregarán la solicitud y el proyecto para obtener donativos del Fondo Mundial para Sida, Tuberculosis y Malaria –en el que México participa por primera vez–, y retomar las experiencias que en otros países han resultado exitosas para detener la transmisión.
Antecedentes
Izazola regresa a México luego de una ausencia de cinco años, durante los que colaboró con el Programa de sida de Naciones Unidas (Onusida), donde entre otras actividades tuvo a su cargo analizar la situación de este mal en los 134 países de ingreso mediano y bajo, calcular el monto de los recursos financieros que se requieren para dar una respuesta adecuada e identificar las acciones y los plazos en que se podrá alcanzar la cobertura de atención integral en cada nación.
De ahí que asegure que sólo 30 por ciento de los países cumplirá la meta comprometida en 2001 en la sesión especial de Naciones Unidas sobre VIH/sida, de lograr la cobertura universal de medicamentos en 2010. El problema, dijo, es que en esos territorios se encuentra 95 por ciento de las personas que viven con VIH/sida. El programa de la ONU estima que la mayoría de los países cumplirá la meta en 2015, con los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
¿Qué falta hacer en VIH/sida en México?
Mantener lo que funciona y, principalmente, relanzar el plan preventivo, con la promoción y uso del condón; atender las causas subyacentes de la enfermedad, como la inequidad de género, el estigma, la discriminación y la homofobia, en el entendido de que no hay lucha contra el sida si no existen acciones para erradicar la aversión contra quienes poseen una orientación diferente de la heterosexual.
“Falta aumentar los recursos dirigidos a poblaciones vulnerables, como los hombres que tienen sexo con hombres, trabajadores y trabajadoras sexuales y usuarios de drogas inyectables. Para ello será fundamental el apoyo que pueda otorgar el Fondo Mundial. La solicitud se deberá presentar en los próximos meses.
“También habrá que fortalecer –como ya está previsto– la red de laboratorios para garantizar el seguimiento y monitoreo de las terapias antirretrovirales, así como el diagnóstico temprano del VIH.”
Afirma que “un gran pendiente es prevenir la transmisión del VIH de madre a hijo”, y destaca la persistencia de este indicador en México –aunque es “realmente bajo”–, no obstante que se sabe cómo evitar la transmisión y se cuente con medicamentos contra ella. “Lo que falta –asevera– es, en un marco de respeto al derecho de estar informado y garantizar la posibilidad de decisión de las mujeres, incrementar el número de veces que se ofrece la prueba de detección a las embarazadas”.
Desde fuera, ¿cómo se ve la situación de la epidemia de VIH/sida en México?
En el país, el conocimiento sobre la epidemia es mayor que en otros, incluso que en algunos de ingreso alto, pero se requiere un poco más para llenar rezagos. El sistema de salud todavía no es perfecto, aunque con el Seguro Popular se ha avanzado. Además, considera a las mujeres en cuanto a la equidad de género, pero también existe la desventaja en que se encuentran transexuales y homosexuales, por ejemplo.
¿Qué le falta al sistema de salud?
Siempre falta algo, porque nuestros estándares deben ser muy altos en calidad; incorporar avances científicos y tecnológicos, recursos para adquirir nuevos medicamentos, y capacitar al personal de salud en los aspectos técnicos del manejo de la enfermedad y del respeto a los derechos humanos de quienes viven con VIH/sida.
¿Existen ejemplos de estrategias exitosas en otros países en prevención del VIH que se pudieran traer a México?
Sí, hay casos como el de Tailandia, donde la campaña Cien por ciento condón realizada entre trabajadoras sexuales logró disminuir el número de nuevas infecciones en la población general. Ucrania tiene un programa exitoso en reducción de daños entre usuarios de drogas inyectables, para el cual se tuvo que modificar la ley de salud, destinar recursos e involucrar a actores clave, incluido el presidente del país. Otros ejemplos son los de Holanda y Suiza.
“En Brasil y el sudeste asiático se ha demostrado que la disminución del estigma y la discriminación se traduce en un mayor acceso a servicios de salud, incremento de medidas de protección entre hombres que tienen sexo con hombres y menor transmisión del virus a las mujeres”.
¿Es posible detener la transmisión del VIH?
Cuando se erradiquen la homofobia y la discriminación y se garantice la equidad de género y todas esas virtudes que se generan a partir de la educación sexual. El camino es largo todavía y mientras haya nuevos infectados no será suficiente lo que estamos haciendo.
A nivel internacional, ¿todavía está lejos la cobertura universal de medicamentos para el VIH/sida?
En 2008, sólo cuatro países (Argentina, Botswana, Suecia y Tailandia) tenían más de 75 por ciento de cobertura para la prevención de la transmisión perinatal del VIH; Brasil, Kenia, Namibia, Ruanda, Sudáfrica y Ucrania se ubicaron entre 50 y 75 por ciento. Para el acceso a las terapias, sólo siete naciones cubrían a más de 75 por ciento de los afectados: Botswana, Costa Rica, Cuba, Brasil, Chile, Laos y Namibia.
¿Entonces no se cumplirá la meta del acceso universal a medicamentos para 2010?
Onusida estima que sólo 30 por ciento de los 134 países de ingreso medio y bajo lo logrará. La mayoría lo conseguirá en 2015. El problema es que en esos sitios está 95 por ciento de quienes viven con VIH/sida.
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